
Cómo se dividió el mundo
¿Sabías que el detonante de la piratería en Indias y sobre todo de la actividad de los corsarios tenía mucho que ver con un tratado y unas bulas papales?
Cuando Colón descubre América y pone las tierras descubiertas a los pies de los Reyes Católicos, es decir de Aragón y de Castilla, se plantea un problema de fronteras con Portugal. Hasta el momento los mejores marinos del occidente de Europa eran los portugueses. Habían descubierto Terranova, las Islas de Cabo Verde e incluso, con Vasco de Gama, doblado el cabo de Buena Esperanza y llegado a Calicut, es decir, Calcuta en la India.
Los portugueses navegaban hacia Oriente, buscando las especias, y dieron la vuelta a África, mientras que los castellanos se lanzaban a la mar Océana, el océano Atlántico, pensando llegar a la India en sentido contrario.
La corona castellana y la portuguesa necesitaban un árbitro que dirimiese sus diferencias. Como ambas eran profundamente católicas acudieron al papado. El Papa, entre 1493 y 1494 emitió cinco bulas, fruto de las negociaciones entre ambos estados. Los portugueses preferían dividir los territorios descubiertos mediante un meridiano, de tal modo que todo lo que quedase al norte sería castellano y, lo descubierto al sur, portugués. Los Reyes Católicos se opusieron, y finalmente el convenio se plasmó en el Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494. Las tierras descubiertas o que se descubrieran al oeste de dicha línea serían castellanas, y las situadas al este de la misma serían portuguesas.
Alejandro VI (1431-1503)
Y nosotros… ¿qué? Se preguntaron el resto de naciones europeas.
El Papa divide en dos el mundo, y el resto de potencias europeas se soliviantaron. Hubo protestas, pero aquellos lugares tan lejanos y algo salvajes no parecían apetecibles. Todo cambió cuando en 1522 el pirata Jean de Fleury consigue abordar el galeón que conducía hacia Europa el tesoro de Moctezuma, el que Cortés había obtenido en la toma de Tenochtitlán. Aquellas inmensas riquezas llegaron a París, causando estupefacción. Francisco I nombra caballero a Fleury. A partir de ese momento, muchos otros aventureros toman el camino de Indias para atacar las naves españolas, supuestamente repletas de tesoros, el más famoso de ellos, Drake.
La corona española defiende sus posesiones en Indias, se prohíbe el viaje a ultramar si no es formando parte de dos grandes convoyes que salen de Sevilla, dos veces al año, en los que los mercantes zarpan escoltados por grandes galeones y otros barcos de guerra. El primer convoy se llamaba la flota de Tierra Firme, y se dirige a Cartagena, Nombre de Dios y Portobelo; es decir, finaliza en la costa de Venezuela y Colombia. El segundo grupo de barcos, es la flota de Nueva España, marcha hacia Veracruz, es decir, a Méjico.
Cuando estas flotas toman tierra, hay una gran fiesta en la ciudad y es en ese momento de 1655, en el que hay alegría en las calles por la llegada de la Armada que escolta al nuevo gobernador, cuando comienza Mar abierta. Santo Domingo, la ciudad caribeña, en la que ahora vive Len, la protagonista femenina de Mar abierta, está llena de luz y de alegría por la llegada de los barcos. Sin embargo, Len no quiere ver nada de todo aquello, y se oculta de la luz del Caribe porque, aparentemente, todo en su vida, ha muerto.
“Me gustaría realmente haber perdido el seso, ser una demente a la que los recuerdos se le han borrado de la memoria. En cambio me atormentan, tornan una y otra vez, como en una bruma, y hacen que permanezca callada… Una vez más, grito al despertarme.
Se han debido de escuchar mis quejidos… En mi cuarto no penetra el sol porque no lo dejo pasar; me suele doler la cabeza y la luz brillante del trópico me molesta.
Pese a mis protestas, descorren con energía los cortinones y una cálida brisa húmeda y la luminosidad del exterior inundan la estancia”.
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