Guerras de religión en “el siglo maldito”

Así es como Geoffrey Parker denomina al siglo XVII. Hambrunas, un cambio climático, y sobre todo la guerra conducen a una crisis a nivel mundial que afecta de modo cruel a toda Europa.

Un cambio climático

En el siglo XVII se produce un cambio climático que consistió en lo contrario de lo que está ocurriendo en nuestra época, un enfriamiento global, inviernos muy fríos, y veranos con tanta lluvia (sobre todo en las costas atlánticas) que se pierden las cosechas.

En Mar abierta este cambio climático se refleja repetidamente. Al principio de la historia, Len  – la protagonista – y su madre son conducidas a un prostíbulo, en un barrio marginal de Londres; la propia Len relata:

“Yo me sentía ahogada; era una niña inquieta que necesitaba correr y jugar, pero allí siempre estaba lloviendo y no me dejaban salir más que al pequeño cercado posterior a la casa. No consigo olvidar el constante caer del agua, el cielo permanentemente cubierto, el frío húmedo del invierno que nos ahogaba, a nosotras, que proveníamos del cielo sin nubes de España.”.

O cuando vive en una mansión inglesa, la llamada Oak Park (Casa del roble):

“…en aquel otoño, la nieve llegó antes que nunca, a principios de noviembre, el sol no brilló ningún día… Los días siguientes hizo mucho frío, la nieve se congeló y los criados pasaron horas y horas intentando abrir los caminos.
Finos copos de nieve caían blandamente tras los cristales esmerilados. La luz del sol de invierno se reflejaba sobre las praderas blancas, y a lo lejos divisé a los dos jóvenes Leigh arrastrando el cuerpo muerto de un jabalí, que dejaba un rastro de sangre en la nieve”.

El frío hizo que hubiera hambrunas, se atacaba las propiedades privadas, y se robaba la caza y el ganado, Len y la familia Leigh son atacados en varias ocasiones.

Cambio climático en el siglo XVII

Guerras de religión

Por último, es una época de fanatismo religioso. Esto se refleja en la Casa del roble donde tiene lugar la primera parte de Mar abierta. Imagínate una feliz fiesta de Navidad. Todos está contentos y juegan a un curioso juego: hay alguien que se convierte en rey y puede mandar sobre toda la casa.

Mira lo que ocurre en un momento de fanatismo, cuando un exaltado lleva al extremo sus ideas. Indirectamente nos lo cuenta Len:

Roberts alzó la voz, algo temblorosa por la bebida:
—Yo ahora soy el rey, puedo hacer lo que quiera. Tenéis que obedecer al rey. Repetid todo lo que yo diga.
—Te obedeceremos, rey —respondieron todos.
Entonces Robert gritó:
—¡Viva el Parlamento!
Todos repitieron a coro: «¡Viva!».
—¡Mueran los traidores!
Los concurrentes repitieron la frase.
—¡Mueran los papistas!
Lo corearon…
—¡Muera la Navidad!

Nadie le contestó, y se hizo un silencio tenso. De pronto se escuchó la voz de uno de los sirvientes: «Roberts, estás borracho. ¿Cómo puedes decir tantas majaderías?».

El fanatismo puede conducir al extremismo religioso y político. Si  quieres conocer cómo esta situación climática, social y político-religiosa influye en las vidas de unos adolescentes, como Len y Piers, lo encontrarás en Mar abierta.

Guerras de religión