Acerca De La Autora

María Gudín (Oviedo, 1962) se dio a conocer con enorme éxito a los lectores gracias a su primera novela, La reina sin nombre (2006), ambientada en la España goda del siglo VI, a la que siguieron Hijos de un rey godo (2009) y El astro nocturno (2011). Desde entonces ha estado inmersa en la escritura de Mar abierta, donde muestra una vez más su gran sensibilidad para crear personajes que cobran vida más allá de las páginas y su destreza para trasladarnos a otras épocas.

Es médico especialista en neurología y, desde 1992, reside en Ciudad Real, en cuyo Hospital General trabaja. También imparte clases en la universidad. El tiempo que le queda libre lo consagra a leer y escribir.

¿Por qué escribo novelas?

Desde la infancia, me he inventado historias. La mente me juega malas pasadas y tiende a  evadirse hacia mundos ficticios.  La imaginación se me desmanda a menudo, y me introduce en mundos paralelos, lejanos de la realidad o cercanos a ella, mundos teñidos por el toque de lo personal.

Así, los personajes se convierten en parte de mi vida, y las personas reales con las que trato se convierten en personajes ficticios que deambulan por mis mundos novelados.  Por profesión, estoy en contacto con gente que me cuenta vidas más complejas y apasionantes que mil novelas, el sufrimiento que tantas personas vuelcan en mi, debe tener salida en historias. Escribo como una necesidad, como una terapia, como un proyecto y una ilusión de algo que no es y que será.

Cuando la imaginación – multiforme y saltatriz – se centra en una historia, no me molesta tanto.  Con novela en mente, logro vivir en dos mundos, el ficticio mucho más apasionante que el real. Aparecen los personajes, que acaban siendo amigos o enemigos, gentes desconocidas que acaban siendo cercanas… Veo paisajes y situaciones.

Escribo porque me gusta la belleza en las palabras, porque el arte nos distingue de los animales, y nos abre al mundo espiritual.


¿Por qué son históricas?

Las ruinas, trajes desvaídos, manuscritos, despiertan sueños casi alucinatorios en una mente intuitiva e irracional, como la del escritor. Las huellas de tiempos guardan secretos que solo el novelista puede desvelar.  Se van creando mundos distintos del actual pero que tienen la huella de un pasado.

¿Qué busco en las novelas?

Una naturaleza más virgen, sin hormigón ni humos.

Bosques, ríos, playas, océanos y acantilados, antes de que la mano del hombre haya puesto su mano en ellos.

El cielo en  un atardecer. 

La luna celta. 

La estrella en el ocaso. 

El sol brillando cenital. 

El valor y el miedo. 

La huella del sufrimiento. 

El perdón y la redención. 

El brillo del cabello herido por el sol de atardecer. 

La bondad y el heroísmo. 

La guerra y el tiempo de paz. 

Las huellas del pasado.