El Caribe y sus habitantes: corsarios, piratas, bucaneros y filibusteros

Es uno de los lugares más bellos del mundo pero hubo un tiempo en el que al surcar sus aguas se podía caer en una trampa mortal. Estamos en pleno siglo XVII, el siglo de oro de la piratería en Indias y todas las naciones se disputaban los tesoros de aquellas tierras anteriormente desconocidas. El protagonista de Mar abierta, Piers Leigh (un joven noble inglés), se ha metido en esta vida de robo y barbarie sin cuento.

“¿Cómo un noble caballero de exquisita educación llega a convertirse en lo que sois vos ahora?
—Nada llega de repente —le respondo—…El destino me fue conduciendo gradualmente hacia esta vida: primero fui un soldado fiel a una bandera, aunque asqueado por la crueldad de la contienda; después, un corsario aún leal al rey de Inglaterra, un hombre que todavía esperaba restaurar un orden perdido, y finalmente traspasé el delgado límite que me separaba de una vida de deshonor. ¿Qué más da una guerra brutal o el robo organizado de la piratería? ¿Dónde hay más iniquidad, en los elegantes y tiránicos ejércitos realistas o en esta vida errante de ladrón del mar? Me he convertido en un mercenario que lucha por su propio beneficio”.

Piers, antes era un honrado marino,  ahora se ha convertido en un pirata, un ladrón de los mares. ¿Por qué la vida le ha conducido hasta allí? Algo que él nunca deseó…  Él mismo nos cuenta su historia en Mar abierta.

Piers fue primero un marino, luego un corsario y ahora es un pirata. ¿Conoces la diferencia entre un corsario y un pirata?  El pirata es “el ladrón de los mares”, el corsario es un mercenario que ataca barcos, autorizado por un gobierno que le concede la llamada patente de corso, que es un permiso para atacar naves de países enemigos durante un tiempo concreto.

Mapa de la isla Española con la localización de algunos escenarios de la novela

En el Caribe, además de piratas y corsarios había bucaneros y filibusteros. Los bucaneros podían llegar a ser piratas, pero en realidad su nombre deriva de que cazaban vacas, caballos, cerdos y otros animales que se habían reproducido en libertad en el occidente de la Isla de la Española y los ahumaban mediante una técnica especial, el bucán, para conservarlos. Los bucaneros olían mal, vestían prendas ennegrecidas por el humo de los animales que vendían a las gentes de mal vivir de aquellas latitudes. La mayoría eran contrabandistas, y algunos se hicieron piratas. A los que se dedicaban exclusivamente a la caza y al ahumado y se relacionaban únicamente con los españoles, los dominicanos los llamaba los “matadores de vacas”.

Los filibusteros eran piratas o corsarios que actuaban, no en altamar, sino atacando barcos, villas y ciudades de la costa. Se organizaban en bandas; la más famosa hermandad de filibusteros fue “la Cofradía de los Hermanos de la costa”. Su base era la isla de la Tortuga y actuaban compartiéndolo todo: era una sociedad anarquista en la se compartían incluso las mujeres. Piers llega a Tortuga, sede de los Hermanos de la costa, y allí repara su barco. Está desesperado, acompañado únicamente de su tripulación, hombres tan desarraigadas como él.  Piers en primera persona nos cuenta lo que ve:

“Llevamos cuatro días en Tortuga reparando los barcos y consiguiendo bastimentos. Hemos presenciado borracheras continuas, orgías, crueldad, sadismo y obscenidades de todo tipo. Fontenay mandó ahorcar a unos hombres por un motivo nimio y han muerto varios piratas por riñas con arma blanca, peleas de borrachos”.

La historia de los piratas, los corsarios, los bucaneros y los filibusteros, se explica en un pequeño librito que se vende junto a la novela, se llama Los piratas del Caribe, en tiempos de Mar abierta.

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